Y llegó el mes de Octubre, mes de Halloween, así que presento mi relato, en honor a esos monstruitos que a todos os gusta, Los Zombis 😡☺☺☺
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Al final mis padres me han convencido para que vaya a esa
maldita fiesta, bueno en realidad no es que me convencieran, pero es la única
manera de que no me sigan dando la vara. No sé porque no pueden entender que yo
soy feliz así, encerrada con mis libros, mis historias de cada mes para el
Origireto, mis dibujos que me relajan.
Así que tengo un día
para ver que disfraz voy a usar, pero mientras me decido voy haciendo mi boceto
para que todo sea perfecto. Miro tutoriales en You Tube para poder hacer mi
maquillaje súper real y sobre todo para que nadie me reconozca, no quiero que
luego se estén burlando de mí en el instituto.
Son casi las diez de
la noche y estoy lista para salir, cuando llego al comedor, mi madre se pega un
susto de muerte, bueno de eso se trata Halloween, asustar a los demás. Aunque
es una fiesta que para nosotros no tiene ningún sentido, pero así somos,
copiamos todo lo que vende.
—
Lisa, estas, bueno no sé cómo decirlo
—
Mamá es un disfraz de zombi, no tienes que decirme
nada, solo si está bien.
—
Está perfecto, ¿quién te ha maquillado?
—
Mamá, soy una artista, me ofende tu pregunta.
Nos echamos a reír y
luego me da un fuerte abrazo, sin antes darme un mensaje a lo bajito, de que me
divierta, que es lo que tengo que hacer a mi edad.
Pongo cara de no me
fastidies y nos volvemos a reír, cojo mi mochila y me dispongo a disfrutar, a
soltarme por una vez, aunque no sé si llegaré a arrepentirme de esto.
Mientras me dirijo
al Instituto, voy pensando quién será capaz de reconocerme, en realidad he
hecho un trabajo estupendo con mi disfraz. La idea de los carteles, dando
pistas a mis compañeros para que adivinen quien soy, es una estrategia
estupenda.
Voy disfrutando de
los adornos que cada familia se ha esforzado en hacer, pero también cada
chapuza, con tal de salir del paso. Los niños todos felices pidiendo caramelos
y pasándose a lo grande, pensar que este tipo de festejos jamás me llamaron la atención,
pero ahora me siento entusiasmada, nerviosa y algo preocupada también.
Me quedo a las
puertas del edificio, donde todos los días vengo a estudiar, para mí es un
templo de sabiduría y verlo así, con todas esas pintadas, telarañas, murciélagos,
ese estado lúgubre, me dan escalofríos. Entro lentamente, voy escuchando la
música a todo volumen, la gente gritando, así que pienso que se lo están
pasando a lo grande.
Al entrar me quedo
sorprendida, porque casi no se ve nada, las luces están apagadas, lo único que
da algo de claridad son las led que nos pidieron los profesores para que todo
sea un poco más tétrico y emocionante. Pero en este momento pienso que es más
tenebroso de lo normal.
Siento el ambiente
demasiado cargado, a pesar de que aún no encuentro a nadie, me parece raro que
por la hora aún no llegase nadie, así que decido explorar un poco el lugar,
seguro que se estarán escondiendo para darme un susto de muerte. Me acerco a la
gran mesa, para tomar un refresco, la garganta se me ha quedado seca, pero me
es complicado porque tengo las manos sudorosas, si sigo así, perderé todo el
maquillaje.
A tientas voy buscando
el servicio para retocarme un poco, cuando tropiezo con algo que no logro distinguir,
me agacho para ver qué es y me quedo paralizada, un brazo,cómo es posible,
seguro que han desperdigado partes de algún maniquí de la clase de anatomía.
Cuando lo tengo en mis manos me doy cuenta que no es así, está suave, pegajoso
por la sangre que tiene y sobresalen sus tendones.
Voy dando marcha
atrás con pasos lentos, intento retener el grito en mi garganta, pero resbalo
con algún líquido desparramado y termino de culo en el suelo, mis manos están llenas
de algo viscoso y rojo.
—
Ohh Dios sangre, sangre, sangreeee
Pego un grito lleno
de pánico, empiezo a pedir ayuda como una loca y mi mente trabaja como un
ordenador a toda velocidad, intentando descifrar qué es lo que ha sucedido,
pero de repente escucho gruñidos y pasos tras de mí. Los veo acercarse poco a
poco, tengo que idear algo para que no sea la siguiente en terminar a trocitos.
Mi disfraz de por sí
ya está preparado para este momento, solo tengo que comportarme como ellos, ser
uno más y disfrutar del banquete que tengo frente a mí. Vuelvo a sostener el
brazo que hace un momento había encontrado y mancho mis labios con la sangre
que tengo en las manos y disimulo que estoy disfrutando de aquel gran bocado.
Estoy segura que
esto funcionará, tiene que funcionar o estaré completamente perdida. Cuando
están más cerca de mí, hago como que no les veo, continúo con el esfuerzo de no
devolver y seguir con el plan hasta el final. Pasan muy cerca, pero no se
paran, continúan caminando como si estuvieran hipnotizados y mi cuerpo comienza
a relajarse, aunque no tanto como quisiera, porque tengo que salir de aquí como
sea.
Me dirijo a la
puerta a gatas, no tengo fuerzas para ponerme de pie, me tiembla todo el cuerpo
y siento que la bilis me va subiendo poco a poco hasta la garganta, pero tropezó
con unos pies y mi cabeza empieza a latir como si el corazón se hubiera cambiado
de sitio por un momento, voy subiendo la mirada y me encuentro con un avestruz
disecado, me supongo que pensaría que le daba más vidilla a esta fiesta, de lo
que realmente ya tiene de sobra.
No puedo continuar
más, siento un hormigueo en todo el cuerpo, así que me escondo tras semejante bicharraco
y decido descansar un poco, intentar tranquilizarme, porque no se ya no en que
parque estoy, ni donde está la puerta más cercana. No sé porque comienzo a
llorar, sin darme cuenta llamo la atención de aquellas criaturas.
Se van acercando
poco a poco, aquí no tengo escapatoria, me encojo lo que más puedo, pero sé que
me alcanzarán en cualquier momento. Siento unas manos en la cabeza, me tiran
del pelo, ya da igual grito, chillo todo lo que puedo para que alguien me
escuche, pido ayuda, doy patadas, puñetazos y a lo lejos escucho la voz de mi
hermano.
—
Rob, estoy aquí, ayúdame (gritando como una
loca)
—
Lisa, despierta, despierta, despierta (con zarandeos)
Pego un salto de la
cama, Rob está junto a mí, jamás me sentí tan feliz de verle. Estoy completamente
empapada de sudor, no me puedo creer que todo haya sido una loca pesadilla y
por primera vez en toda la noche me siento tranquila y a salvo.
Decido darme una
ducha, quitarme todo ese malestar de una vez y de repente escucho esos gruñidos,
me recorre un escalofrío por todo el cuerpo, me dirijo lentamente al cuarto de
mi hermano y lo encuentro jugando a ese estúpido videojuego de zombis. Así que
lo agarro y lo tiro por la ventana, se acabaron los zombis por hoy. Rob me mira
perplejo y asustado, le planto la mirada, doy media vuelta y a la ducha se ha
dicho.
Objetivo: 2 (Escribe un relato en el que aparezcan zombis).
Objetos: 14 (Un avestruz disecado).
29 (Un videojuego).
Palabras: 1211
Contado en primera persona y en presente.
Verborrea interminable.
Aquí os dejo los blogs y los twiter de nuestras organizadoras: @MUSAJUE ( plumakatty.blogspot.com.es ) y @Stiby2 ( nosoyadictaaloslibros.blogspot.com.es ), donde encontraréis las bases del #OrigiReto2019.
¡Hola! No me extenderé mucho porque he llegado un pelín tarde a publicarlo todo también y es todo un poco caos. Y nada, me ha gustado mucho tu relato, has conseguido mantener una tensión constante cuando Lisa está en el instituto con los zombies y como ella intenta escapar. La verdad es que esa tensión es muy difícil de conseguir y que, además, funcione como tiene que funcionar y de verdad que lo has hecho perfectamente bien. Es un placer, te hago un minispoiler, porque seguramente utilizaré este relato para mi micro ;P
ResponderEliminarUn abrazo :3
¡Hola! Qué guay, un relato de zombies para Halloween, nada más apropiado.
ResponderEliminarMe ha impactado la escena en que finge ser un zombie para que no la coman, uf, qué angustia. Eso sí, me imagino al final la cara del hermano cuando tira el juego, pobre xD.
Como parte negativa, el final "todo era un sueño" ya es un poco cliché. Pero por lo demás, buen relato. ¡Hasta luego!