Por un momento la vi, escondiéndose poco a poco junto al sol tras el gigante océano, vi sus ojos colorines, vi su sonrisa y sus arrugas marcadas en la piel. La vi feliz, orgullosa, radiante, tranquila, sabía que yo estaba y estaría bien, sabía que por fin encontré mi camino. Ahora se que ella jamás se fue, simplemente cambió de estado, para que los demás pudiésemos seguir caminando.
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